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Educación y prevención de los trantornos del sueño



Uno de los temas que se tratarón en el XXIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria que tuvo lugar hace 1 semana en Oviedo, fue el de los transtornos del sueño más frecuentes durante la infancia.

Podemos extraer la importancia de informar sobre las características del sueño en las diferentes etapas de la infancia. El sueño del recién nacido por ejemplo, es distinto al del lactante mayor con ciclos de sueño-vigilia diferentes.

Epoca de recién nacido y primeras semanas de vida
El sueño del recién nacido se caracteriza por un ciclo de sueño activo en el que se producen movimientos de los globos oculares, chupeteo, sonrisa e incluso emisión de algún ruido, junto con una respiración irregular. Esta situación puede durar varios minutos y no hay que cogerlo en brazos ni acunarlo. Tras el sueño activo, aparece el sueño tranquilo con una respiración más rítmica y pausada. Estos dos estados de sueño en el niño de pocas semanas, sueño activo y sueño tranquilo, equivalentes al sueño REM y no REM en el niño mayor, deben ser entendidos por los padres para no crear malos hábitos.
Los padres tienen que entender que el niño debe aprender a dormir solo, para ello se debe acostar al niño para que se duerma y no acostarle dormido.

Epoca de lactante
Durante éste periodo se continuará con rutinas de sueño. baño, alimentación, intercambio afectivo y acostarse para que se duerma. Utilizar distintas rutinas puede dificultar el aprendizaje de dormir. Cada niño tiene su propio ritmo. El llanto no es sinónimo de hambre; cuando se despierta por la noche no se debe encender la luz y se realizarán los mínimos estímulos posibles. Los niños tardan en dormirse unos 20-30 minutos.
Los despertares nocturnos son normales y los niños pueden volver a dormirse sólos. Se les puede dejar peluches u objetos que no supongan riesgo y que sirvan de vínculo para dormirse nuevamente si se despierta por la noche.
Es importante saber que las siestas son una necesidad fisiológica y no se deben alterar.
Los cólicos del lactante pueden producir alteración en los hábitos de sueño y parece que condicionan más despertares nocturnos.
Al lactante se le puede pasar a su habitación a partir de los 4-6 meses. En esta época los cólicos irán desapareciendo y no requerirán tanta atención. En cuanto al número de horas que debe dormir el niño es muy amplio y existen gráficas respecto a ésto, dependiendo de la edad.

Epoca preescolar y escolar
Se mantendrán las rutinas de sueño y las siestas.
Durante ésta época la principal causa de alteración del sueño es la televisión. Su uso como medida para conciliar el sueño y una exposición prolongada (más de 2 horas al día) han demostrado ser factores que limitan el sueño, incrementan los despertares nocturnos y generan problemas a la hora de acostarse. Además, estos hábitos sirven para generar alteraciones de sueño en la adolescencia y en la vida adulta. También influyen las consolas e internet.
Ante la presencia de ronquido nocturno, alteraciones de caracter, y del comportamiento, se debe investigar la presencia de transtornos respiratorios durante el sueño.

Epoca de la adolescencia
Para una buena higiene del sueño en éste tramo de edad, es importante evitar excitantes como el café, bebidas de cola, alcohol y otras drogas, asimismo es deseable que los horarios de sueño de fin de semana sean lo más parecido a los días laborables.
Ordenadores, televisión, videoconsolas y teléfonos móvil son muy lesivos para conseguir una adecuada higiene de sueño en esta edad. Además se ha observado que la exposición excesiva a la televisión en adolescentes puede ser causa de transtornos del sueño en la época adulta.
Durante ésta época las necesidades de sueño no se reducen. Dado que los horarios escolares exigen madrugar puede condicionar un déficit de sueño y consecuencias para el aprendizaje, así como somnolencia diurna y aumento de los accidentes, al igual que hipertensión arterial y obesidad.

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